En este ensayo voy a dar las razones por las que Ezker Anitza cometería una equivocación si acude a las siguientes elecciones al Parlamento Vasco en coalición con fuerzas de la izquierda indefinida
1) El mapa electoral vasco
Estas elecciones vascas van a tener dos grandes favoritos. El PNV y EHBildu.
– El PNV representa el estado actual del País Vasco. Son los que han gobernado la pandemia y los máximos responsables políticos de la precaria situación de Osakidetza (servicio vasco de salud) y de los precios especulativos de las viviendas (cualquiera puede darse una vuelta por las capitales vascas para darse cuenta de que se promueve la especulación). Por otro lado, tampoco hacen nada por la degeneración de las condiciones de la clase trabajadora, ni por la privatización de facto (y con dinero público) de gran parte de la educación vasca.
– Ante este escenario, esta EHBildu – con sus ideas comunistas que pudiera tener apartadas – pero que donde ha gobernado no ha tenido ni sombra de corrupción y las cosas han seguido funcionando sin ser el desastre que otros auguraban. Aspira a aglomerar el voto útil para desbancar al PNV.
– Después está el PSE, que tiene un pacto de reparto de poder con el PNV en vigor, cual le permite tener puestos asegurados en los Gobiernos del PNV de Ajuria Enea.
– También está el PP, que siempre saca algo de representación, y VOX que en residual en Euskadi.
– Después está la izquierda no nacionalista: Ezker Anitza, Podemos – Ahal Dugu, Equo, Alianza Verde y ahora SUMAR Mugimendua. Ezker Anitza es la IU de Euskadi, mientras que Podemos – Ahal Dugu, es Podemos en Euskadi y Equo son los clásicos ecologistas vascos. En Euskadi Alianza Verde se puede considerar una escisión de Equo y Sumar otra escisión de Podemos. De estos cinco partidos / movimientos, el único que puede representar algo diferente, es Ezker Anitza si vuelve a tener un discurso claramente comunista / obrerista. El resto de los partidos no representan una alternativa económica al capitalismo, por muy buen intencionados que sean.
Presentar a Ezker Anitza en solitario, con un buen discurso coherente y claro sobre la construcción del socialismo tiene mucho más sitio electoral y posibilidades de triunfar que cualquier otra candidatura encabezada por los otros cuatro partidos, incluida la confluencia entre estas. Dato importante: Hay un partido nuevo llamado Mugimendu Sozialista que metió a 1500 jóvenes en el frontón Astelena de Eibar (la Catedral del pelota). Este movimiento, si bien tiene su origen en la Izquierda Abertzale, es un síntoma de la falta de representación que existe en las instituciones para los trabajadores. No digo que esos 1500 chavales se fueran a afiliar a Ezker Anitza, pero si han sido capaces de juntar a todas esas personas y hacer muchas actividades, es porque la ideología socialista aun tiene sitio en nuestra sociedad, pero no tiene actualmente una representación clara.
En caso de ir en confluencia con estas fuerzas de la izquierda indefinida (aunque el enfrentamiento entre SUMAR y PODEMOS pueden complicarlo mucho), lo lógico sería que alguien de IU fuese el candidato a Lehendakari, por algo muy simple, SUMAR y PODEMOS son la división de su propia unión original, y pueden tener, si cada partido se presentara por separado, menos votos que la propia Ezker Anitza; simplemente porque su voto se dividiría mucho, además de ser una espacio electoral, la de la izquierda indefinida, cada vez más en decadencia.
2) Experiencia reciente
Sería sencillo apoyarnos en la experiencia de Unidas Podemos (que de alguna forma, y en la práctica, siempre fue Podemos) y en como ha ido evolucionando la representación parlamentaria tras esta experiencia de integración en el movimiento populista. Y como es algo sencillo, pero que algunos dirigentes no parecen entender, o entienden, pero son incapaces de admitir que han cometido un error estratégico, voy a explicar que ha pasado. Es duro, pero la gente que decidió en las organizaciones apostar con la mal llamada confluencia, va a pasar a los libros de historia como dirigentes equivocados, a los que generaciones futuras seguro criticarán
Corría el año 2013 e Izquierda Unida, encabezada Cayo Lara, avanzaba lentamente. Sin duda, había cosas mejorables, algunas decisiones complejas de explicar y un funcionamiento poco atractivo, pero sin embargo, eficiente. Ideológicamente sin demasiadas fisuras, aunque sí algunas estrategias que podrían ser debatibles. En resumen, un funcionamiento no perfecto, pero eficiente, que permitía avanzar a IU en las encuestas, estando a la espera de recoger el fruto de un trabajo bien hecho, tanto en los parlamentos como en las calles. El PSOE todavía no se había recuperado del batacazo electoral por su gestión de la crisis inmobiliaria, con una reforma laboral con la que se ganó una huelga general, y que perdió un buen apoyo de la clase trabajadora. Apoyo que ha día de hoy, no ha recuperado.
Ese apoyo, empezó a virar hacia una alternativa: Si el PP había fallado en el Gobierno y el PSOE también, las cabezas empezaron a girar hacia el tercer partido en discordia; y no solo por simpatías ideológicas, sino por una mera cuestión lógica. Había gente que había votado a los grandes partidos dispuesta a votar a IU, pese a no comulgar con sus ideas. Entonces aparece una encuesta para la Comunidad de Madrid, en la que IU está, a nada de dar el sorpasso al PSOE, que además sumaría más escaños que el PP.
Ese es el nacimiento de Podemos, desde televisiones privadas, empieza a dársele espacio a un profesor de discurso aparentemente comunista, el profesor adjunto Pablo Iglesias, que empieza a ganar fama azotando en debates a tertulianos y políticos de los partidos del bipartidismo. Sin oposición aparente, en poco tiempo tiene más tiempo en televisión que el PCE en toda la transición. Pese a que comenzó su andadura en una televisión local de Madrid, da el salto a cadenas como Intereconomía (con colaboradores abiertamente fascistas) y de ahí a Cuatro y la Sexta, dos cadenas de los dos principales grupos comunicativos privados españoles. De repente, o no tan de repente, monta un partido llamado Podemos, con profesores universitarios y con en alianza de el partido Anticapitalistas, quienes le dan la militancia y coordinación necesaria para lanzarse a la aventura de las elecciones europeas.
El exito es aparentemente abrumador, sacan cinco parlamentarios y las televisiones le dan como claro triunfador. Los seis de IU son un fracaso, pero los cinco de Podemos son un éxito, pese a la subida en voto de IU y haber tenido mucho menos tiempo en los medios de comunicación. Se manipula, incluso a dirigentes, de que IU es el gran perdedor de unas elecciones en las que ha cosechado un avance significativo, y comienza mediáticamente su caza.
Aquí es donde entra gente de la organización, que ya formaba parte práctica de Podemos incluso antes de su formación, como Tanía Sánchez Melero y sus simpáticos amigos, ahora integrados en Más Madrid. No dudaron en abandonar las candidaturas que encabezaban para la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, dejando a IU con el culo al aire. IU tenía muchos jóvenes dirigentes, que bien por estar en el plan desde el principio, bien por supervivencia política, están dispuestos no solo a abandonar su organización (algo no criticable), sino a abandonarla justo antes de unas elecciones y dejando a IU sin casi tiempo para reaccionar, además de dar una sensación horrible al votante medio. Estos ex-candidatos se integraron en candidaturas de «unidad popular» (que básicamente eran Podemos). Sin embargo, aún había y hay dirigentes en IU y/o el PCE, que no dudaron en apoyar esas nuevas candidaturas, como el ahora Secretario General Alberto Garzón. El movimiento de ajedrez es tan grande y denota una traición tan enorme, que pocos dirigentes pudieron saber como reaccionar en aquellos momentos.
Pese a todo, IU resiste bien en las elecciones (mejor dicho, no desaparece a nivel estatal), aunque los resultados de Madrid dejan sin representación a IU en el Ayuntamiento y en la Comunidad. Donde menos hubieron cámaras de televisión, mejor resistió. Por ejemplo, en Zamora IU se hace con la Alcaldía porque sabe aprovechar el mal momento del PSOE, y Podemos, sin foco mediático en la ciudad, no logra representación en su candidatura. Se demuestra empíricamente, que si se trabaja bien y sin traiciones, y si los medios no ponen el foco para dopar a Podemos y criticar a IU, los éxitos electorales llegan.
Después vienen las elecciones generales, en las que IU no se presenta como IU (sino como algo llamado «Unidad Popular») y Podemos no logra su esperado sorpasso al PSOE. Se viene la repetición electoral forzada por Podemos y se une a IU en una candidatura llamada «Unidas Podemos». A cambio de estar integrados en dicha candidatura, se comienza a abandonar su discurso, para ser prácticamente indistinguible al de Podemos. Ahí es cuando se empieza a abandonar a la clase obrera discursivamente. Se cambia la palabra trabajador u obrero, por ciudadanía, gente etc. Empieza la campaña de las sonrisas y el amor, indistinguible de cualquier discurso social-demócrata. Se abandona el NO a la OTAN, que se había usado en las anteriores elecciones, para ponerse de perfil. Se niega, como se vio en el debate económico al que acudió Alberto Garzón, el abandono del Euro, pese a que era algo aprobado por su Partido, el legendario PCE.
En otras palabras, se vende ideología por puestos. En esto están muchos de los compañeros dirigentes que son de mi generación, en torno a 1984. Gente que se metió en política sin apenas experiencia laboral y que ha tenido que elegir entre dignidad y sueldo digno. Gente que daba por sentado que IU tendría un espacio electoral suficientemente grande como para vivir siempre de la política y que, con la aparición de Podemos, se quedó sin proyecto económico; y tuvo que vender su ideología por un sueldo digno. Esa es la gente que sobra en política, y esa pobre gente lo sabe. Esa es la gente que ha ido vaciando de militancia los partidos «a la izquierda del PSOE». Pero bueno, siempre les quedará el PSOE, y lo escribo sin acritud, porque tengo familiares que han sido dirigentes del PSOE, y que han defendido sus ideas siempre con dignidad, aunque no fueran las mías.
Pese a los resultados electorales, el espacio de Unidas Podemos accede al Gobierno, ya que Podemos exige estar en el este como moneda de cambio para investir al gran estratega Sánchez presidente. Sánchez les entrega una serie de ministerios y una vicepresidencia a Iglesias. Pero Sánchez, que siempre ha sido más inteligente que el señor Iglesias, entrega ministerios sin casi contenido, salvo el de trabajo, y crea otras dos vicepresidencias, dando a Iglesias mucho menor poder mediático y de importancia. Después, Sánchez deja mucha cuerda suelta a los inexpertos dirigentes de Podemos, dejándoles cometer pequeños errores. Sánchez ya sabía que dichos dirigentes no estaban capacitados para Gobernar y que muchos tienen el perfil de Universitarios sin experiencia laboral. En esto, la única que da impresión de ser ministra, es la titular de Trabajo, que sí sabe qué está haciendo, aunque eso no comulgue con el programa de sus partidos ni para lo que fue votada.
Iglesias, que sabe que su proyecto político está muy tocado, dimite de Vicepresidente para presentarse como cabeza de lista a las elecciones de la Comunidad de Madrid, en sus palabras, «para parar el fascismo». En un vídeo nombra su sucesora, en el liderazgo de Unidas Podemos, a Yolanda Diaz. Es sorprendente que alguien que vino a la política reclamando «Primarias abiertas» designara sucesora a dedo y se presentara sin dichas primarías a aquellas elecciones. Tras dimitir Iglesias de sus cargos políticos (no logró parar al fascismo), la ministra de Trabajo comienza a crear el movimiento Sumar; pensado en integrar a Más País (escisión de Podemos) en dicha candidatura junto al resto de la izquierda del PSOE.
Tras una legislatura dificil (pandemia + guerra de Ucrania + inflación + crisis energética), llegan elecciones generales y SUMAR consigue integrarar en una candidatura a casi toda la «izquierda», si bien a Podemos le da menos poder que el que podría tener, y en la práctica se queda sin ministerio. Sincemente, la salida de Podemos del Gobierno me parece bien; pero dudo que Yolanda Diaz jugara limpiamente; podría haberles dicho que no iba a luchar por que tuvieran ministerio alguno durante las negociaciones.
Se puede considerar un éxito haber integrado a IU en dos Gobiernos de España (Alberto Garzón en el ministerio de Consumo y después Sira Rego en Juventud e Infancia), pero el retroceso en representación parlamentaria actual y en militantes ha sido enorme. No menos importante ha sido la venta de la ideología a la izquierda woke o izquierda indefinida. Se ha dejado de ser revolucionario en lo económico, en pos de alcanzar una sociedad socialista, a cambio de una entrada en un gobierno burgués / socialdemócrata. Esto hace que cada vez menos jóvenes se afilien a IU y esta tenga menos fuerza. Ha sido una década perdida en la que se aspiraba a conseguir un avance; y lo he la clase obrera a tenido un retroceso neto. La subida de alquileres/vivienda ha sido muy superior a de los sueldos y a los derechos sociales de los trabajadores. Leyes represivas, como la Ley Mordaza, siguen vigentes pese ha haber estado en varios Gobiernos. Se han enviado armas a Ucrania saltándose al Congreso; pese a que ni siquiera es un país aliado, ya que ni está en la OTAN ni en la UE. Se siguen vendiendo armas al estado de Israel. La monarquía se ha recuperado de la patética imagen del rey emérito. La pregunta es; sirve de algo la estrategia electoral de alianzas con la «izquierda»? Si se tiene en cuenta la experiencia hasta hoy; la respuesta es no.
3) Futuras las elecciones municipales
Si bien para entrar en el parlamento vasco se necesita un 3% de los votos (ahí está VOX), para entrar en los Ayuntamientos se necesita un 5% de los votos. En las siguientes elecciones municipales pueden existir varias candidaturas, ya que puede que Podemos opte por ir sin SUMAR o viceversa. Recordamos que SUMAR en Euskadi es básicamente la corriente interna que perdió las primarias en las elecciones vascas del 2020. Es recomendable que Ezker Anitza llegue a estas elecciones con perfil propio; si acude con su propia candidatura a estas elecciones o si encabeza la confluencia, las candidaturas locales tendrán muchas más posibilidades de tener representación; además de reactivar las asambleas locales, algo que está mucho más parado que antes de 2015.
Es complicado convencer a la militancia a hacer un programa municipal basado en ideas socialistas si después se va a diluir en un programa claramente anti-comunista como el que usan Podemos o SUMAR. La gente puede escribir la carta a los Reyes Magos desde su casa; pero puede y quiere salir a escribir un programa serio y con posibilidades de llevarse a cabo. ¿De qué sirve hacer un programa si las decisiones de peso las van a tomar otros que no están a favor de dicho programa? En los lugares donde se obtenga representación sería inteligente poner una sede local y mantenerla viva, para atraer militantes, cosa de la que no anda la izquierda sobrada.
4) Necesidad de recuperar militancia y afiliación activa
La cantidad de militancia activa en IU (y evidentemente en Ezker Anitza) ha bajado durante la época de la confluencia de la izquierda indefinida. Si bien alguien podría pensar que a más representación institucional, mayor militancia; la realidad ha sido justamente la contraria. Si bien hay partidos en los que esto puede funcionar (las expectativas de cargos públicos hicieron crecer partidos como Ciudadanos o Podemos) esto no ocurre así en los partidos de izquierda revolucionara tradicional. A la gente que quiere la revolución le interesa la revolución. Si bien se puede acceder a algún cargo público; el objetivo es avanzar en la construcción del socialismo; por eso ser representante institucional de estas confluencias o de un proyecto asociado a estas no es un paso hacia el socialismo. De nada sirve hablar de la Revolución cuando estás en una confluencia que no la busca. Grito sordo en el desierto.
Es muy complicado atraer nuevos militantes con una confluencia entre diferentes. Si el proyecto el sólido y revolucionario, con las ideas claras, volverá gente a militar. Si el discurso sigue en el buenismo de la izquierda imaginaria que tienen SUMAR y Podemos, será más complicado atraer nuevas caras a la política. Por otro lado, con un espacio con cada vez menos espacio electoral, las perspectivas de mejora de resultados son pura fantasía, que se puede maquillar con frases hechas como «Salimos a ganar» que vienen más del mundo del futbol y de la motivación deportiva que de un discurso serio y transformador que tanto necesitamos.
Es muy complicado ganar militancia con la unión entre diferentes, en proyectos muchas veces personalistas. Puedo entender que en su momento, al confluencia pudo haber sido positiva (algunos sabíamos que sería negativa). Estamos hablando de una gente que podía haber ganado las elecciones jugando bien sus cartas (que las tuvo, y se quedó a 500.000 votos de derrotar al PSOE), pero ese tiempo ya ha pasado. Las confluencias fueran un error y lo seguirán siendo, salvo excepciones. Toca valentía política en vez de intentar sacar una mínima representación para que la organización sea económicamente viable. Una organización sin poder y vaciada de ideología es un instrumento inútil para la clase trabajadora; y la experiencia nos está demostrando, las veces que haga falta. La organización no sirve si no tiene una comunicación directa con el mundo obrero o sino está dirigida por obreros.
La clase obrera necesita de herramientas, y las que no le sirve, serán un obstáculo para los trabajadores.